lundi 19 mars 2018

Actividad bloque 1: lenguaje, lengua y comunicación oral


Un instrumento de conquista de la ciudadanía


Una actividad de comunicación oral en un gran grupo


Desde una edad muy temprana, los niños se comunican. Los llantos, los gestos o algunas pre-palabras son maneras de hacerse entender. Esta manera muy egocéntrica tiene que descentrarse para dar paso a la verdadera comunicación, en la cual hay una reciprocidad entre por lo menos dos personas. 

J. Piaget describe cuatro pasos por las cuales los niños pasan antes de llegar a la comunicación real y el dialogo, y aunque el desarrollo lingüístico es propio de cada uno, hay que favorecer la expresión oral en el aula desde la educación infantil. Por ello, es necesario que el maestro cree situaciones donde los niños puedan intercambiar informaciones. Existen diferentes formas de expresión oral, como el dialogo y el debate, que a pesar de que pertenezcan al mundo adulto, pueden llevarse a cabo en la escuela, cosa que voy a establecer a lo largo de este trabajo. 

El tema del debate


En un debate, lo más importante es que las opiniones difieran y que algunas de ellas se opongan. En consecuencia, un maestro que quiere crear situaciones de comunicación oral, tiene que proponer temas que interesen a los alumnos, sobre los cuales tengan conocimientos previos y sobre los cuales puedan posicionarse según su opinión y visión personal. 

De esta manera, elegí hacer un debate sobre un tema que les concierne diariamente en las aulas: el uso de las tablets como material didáctico. Se van entonces perfilando dos posiciones: por un lado, los niños pro-tablets y, por otro lado, aquellos que prefieren aprender sin la digitalización. A partir de estas dos posturas contrapuestas, los defensores argumentarán y discutirán de sus opiniones. Esta dualidad que se va a crear, exigirá a ambos partidos explicar sus argumentos, lo que permite una confrontación constructiva desde el punto de vista de la enseñanza.

El tema que elegí, me parece motivador y apropiado porque implica a los niños de casi todas la escuelas de nuestra época. En particular, basándome en una clase de 4° de primaria con la cual estuve en prácticas, los alumnos estudian diariamente con la tablet, así como con cuadernos. De esta manera, están en una buena situación para reflexionar sobre sus propias actuaciones y posesionarse. 

Esta problemática sería una manera motivante para desarrollar la expresión oral a partir de su propia experiencia, permitiendo al alumno de expresarse concentrándose en la forma en la cual tiene que comunicar su mensaje, ya que el contenido lo conoce. 

Realizaría esta actividad con niños de 4° de primaria, para garantizar que tengan buenos conocimientos sobre su manera de aprender con respecto al material didáctico, ya que habrán experimentado los dos modos relacionados al debate. 

Además, según Piaget, como previamente dicho, existen tres etapas antes de llegar a la etapa del diálogo y de la comunicación real. Aproximadamente, define esta etapa entre la edad de 6 y 7 años. En un contexto piagetiano, y por lo tanto en un contexto « expectante », me aseguraría que todos los alumnos lleguen al punto necesario para debatir.

El contexto de la actividad y las normas de respeto y convivencia


El debate es una forma de comunicación social que requiere una preparación. Por eso, contextualizaría la actividad con antelación.

En primer lugar, les ayudaría a definir lo que es un debate. Proveniente del latín, está etimológicamente compuesto del prefijo « de », que marca una intensidad y del verbo « battuere » que significa luchar, pelear. Esto puede generar confusion en su significado, dando a la palabra una connotación negativa. Además, la forma en que el debate se ve a la televisión, muestra a defensores que no escuchan al otro y que mantienen firme sus posiciones. Lejos de tener como fin el espectáculo mediático, el debate se procura una discusión constructiva. En este sentido, los alumnos tienen que ser conscientes de los retos de un debate y de los aprendizajes que permite, debido a la complejidad de sus componentes, que son la expresión oral así como la comprensión oral. 

Después de esto, serían necesarios unos cuantos minutos por día, para explicar la directivas y preparar el hilo conductor del debate abordando las líneas generales y los aspectos principales que van a ser abordados para que los niños puedan prepararse. 

Para esta actividad, me gustaría crear un ambiente de igualdad, donde todos los alumnos se sientan a gusto de poder expresarse. Por ese motivo, dispondría los alumnos en círculo. Este dispositivo, permitiría la visibilidad mutua de todos los alumnos y no pondría en adelante una posición superior a otra. Para que la dinámica del círculo tenga todo los efectos previamente descritos, es importante de asegurarse que los alumnos de una misma opinión no se junten por una parte, si no intercalar los puestos. 

Ante el debate, el maestro tiene que establecer algunas normas necesarias al buen funcionamiento del debate. De esta manera, favorece el intercambio en un clima de confianza, apropiado a este tipo de actividad. Las normas serían: 

  • levantar la mano para participar
  • relacionar las intervenciones al tema
  • respetar el tiempo de intervención de cada uno (no interrumpir)
  • respetar la opinion de los demás
  • prestar atención a las intervenciones de los compañeros (escucharse)
  • seguir las indicaciones del moderador

Para favorecer el desarrollo de la verdadera competencia comunicativa, hay que crear un ambiente de diálogo social donde los niños desarrollen el pensamiento crítico y argumenten sus opiniones. El maestro asume entonces el papel de moderador y facilita las discusiones. Esta mediación es determinante:

Además de crear un ambiente favorable a la discusión y a la escucha de los demás, haciendo respetar el marco previamente definido, el mediador imparte el tiempo de intervención de los alumnos. Gestionando el tiempo, reparte de manera equitativa el tiempo de palabra y permite a cada uno expresarse. Su papel tiene que ser neutro, no tiene que tomar partido y tiene que ser garante de una actitud de respeto, sin juzgar. Tiene que tener un buen conocimiento del tema, pero tiene que conseguir las respuestas por medio del grupo. Por consiguiente, puede decirse que tiene que dejar de lado el ser profesor que aporta conocimientos, sino alguien que modera las intervenciones. 

Finalmente, enmarca el debate con preguntas de andamiaje, para agotar las ideas y no dejar suspendido algunos aspectos importantes del tema:

  • ¿por qué piensan que es favorable aprender con/sin digital?
  • ¿cuáles son sus razones de peso?
  • ¿como se defenderían frente a este argumento?
  • ¿como podrán convencer a sus compañeros ya que destacaron varios puntos débiles?

Estas preguntas abiertas cumplen con dos objetivos. En primer lugar, permiten agotar una idea, antes de introducir una nueva, y en segundo lugar, tienen una función lingüística, la función fática, que permite asegurarse que la comunicación sigue, es decir que se escuchan unos a otros. 

Tener en cuenta necesidades específicas


Para hacer participar un niño tímido, hay que tener en cuenta que el ambiente tiene que ser adecuado para favorecer la toma de palabra en público. Me aseguraría, antes de empezar, de recordar las normas necesarias para garantizar que el debate transcurra de manera eficiente. 

Para favorecer su participación, me basaría sobre lo que sé de él y dirigiría el debate hacia un tema que le concierna, de tal manera que tenga ganas y seguridad al expresarse. Para ello, dirigiría las preguntas de andamiaje hacia sus centros de interés. Por ejemplo, se puede guiar la discusión hacia la materia « favorita » del alumno.

En cuanto al niño que molesta continuamente, hay que actuar de otra manera. Un niño pertubador puede perjudicar al resto de los alumnos y la realización de la actividad. Es imprescindible tener a mano herramientas para evitar la interrupción o deber excluir al alumno de la actividad.


En primer lugar, en cuanto a la disposición de los alumnos, me aseguraría que él esté rodeado por niños que respeten las normas, de tal manera a favorecer un ambiente propicio. Además, para que se dé cuenta que su actitud perjudica, lo remita a las normas que todos tienen que respetar. Por eso, expondría las normas de tal manera que el niño pueda constantemente referirse a ellas. A pesar de que estén visibles, las repetiría de igual manera antes del inicio de la actividad y me aseguraría de que todos las acepten. 

Con un niño que molesta continuamente, se puede también usar señales no-verbales, como la mirada, expresiones faciales o gestos corporales. En particular, pararse o acercarse de los niños son maneras que permiten, por un instante, tener una posición dominante para recuperar un ambiente tranquilo.

Para un niño que solo acepta su postura, sería interesante pedirle aclaraciones para llevarlo a argumentar y eso por medio de preguntas de andamiaje concretas. En el caso de esta problemática, podría llevarlo a hacer referencia a su vida cotidiana, sus propias prácticas. Por ejemplo, si el niño no tolera que se trabaje con tablets, se podría  cuestionarle sobre un tema trabajado con la tablet para que se dé cuenta de sus aprendizajes. 

Evaluación


Como ya se ha mencionado, la comunicación real tiene como característica la interacción. Eso supone que la evaluación no se centra solamente en la emisión de información, sino también en la recepción de estos mismos mensajes. En este sentido, la postura de « escuchador » puede también ser evaluada, además de la del buen hablante.

Me gustaría precisar que no es la comprensión la que se evalúa en esta actividad, dado a lo subjetivo que son las opiniones. Lo que se pone en práctica en el debate es la manera de transmitir y recibir un mensaje. Por eso, evaluaría la forma de expresarse, definiendo los parámetros siguientes: 

  • uso correcto de la lengua y la fluidez
  • la voz: velocidad, volumen, ritmo
  • vocalización: articulación, pronunciación, respiración 
  • postura del cuerpo y lenguaje corporal 
  • silencio respetuoso y la atención 
  • respuestas coherentes y adequadas 

Basándose en estos mismos criterios, sería también interesante hacer una auto-evaluación para que los alumnos puedan hacer una retroalimentación sobre sus aprendizajes, teniendo en cuenta los objetivos fijados y poder situarse frente a sus aprendizajes. 

Bibliografía